A diferencia de mi gato yo creo habitar en una serie de momentos enlazados que llamo pasado, presente y futuro. Mi gato tiene otra teoría: tal serie es únicamente parte de un presente más grande, un "momento" más espacioso (del que yo y mis vecinos humanos no nos damos cuenta).
Jane Roberts apunta: Existiríamos en esta otra dimensión del tiempo, bien sea que lo supiéramos o no, claro está, exactamente como nuestro gato existe a las cuatro de la tarde en mi reloj, sin siquiera entender qué es un reloj. En cierta forma, el gato está más acertado de lo que yo estoy, porque el tiempo del reloj es un artificio y nada tiene que ver con él. Supongamos, como SETH lo sostiene, que el pasado, presente y futuro sean también artificios, divisiones superpuestas sobre un momento espacioso en el que toda acción es simultánea."
Físicamente sólo podemos manejar un número de datos a la vez, puesto que en este respecto somos dependientes de nuestra estructura neurológica. Cada sensación que hemos recibido desde nuestro nacimiento, se halla todavía intacta en nuestro subconsciente. Hacemos presión sobre detalles tales como "atrás", de tal modo que podamos manejar el presente. Enfocamos nuestra atención sobre cierto grupo de eventos, los "presentes" y luego los dejamos caer en el subconsciente, donde parecen quedar reprimidos y tornarse distantes. Si pudiéramos mantener nuestra atención sobre estos sucesos pasados y todavía concentrarnos en los presentes simultáneamente, entonces nuestro sentido del tiempo presente se agrandaría inconmensurablemente.
¿Y qué hay respecto al futuro? Quizá consista de eventos ya en existencia en este Presente Espacioso; sucesos a los que hemos decidido convenientemente no enfrentarnos "todavía". De acuerdo con Seth, los acontecimientos no son concretos en ningún caso, sino plásticos e, inicialmente, son siempre mentales. A algunos de ellos les damos forma de realidades físicas, en cuyo caso lo seguimos mediante el proceso mencionado arriba. Otros no los manejamos en lo absoluto en esta dimensión. Nunca entran siquiera en nuestro pasado, presente o referencia futura.
Nos identificamos con nuestros cuerpos, como ciertamente los psicólogos nos dicen que debemos hacer. Pero esta identificación se basa en la idea que, sin el cuerpo, no existe el yo. También supone que todo conocimiento nos llega a través de los sentidos físicos. Obviamente, de acuerdo con esta idea, no podríamos percibir nada si estuviéramos fuera de nuestro cuerpo. De hecho, no habría un yo del cual salir, para empezar, puesto que nuestra conciencia sería resultado de nuestros mecanismos corporales. Este es el punto de vista ortodoxo de muchos científicos y psicólogos.
La religión organizada se concreta a sostener la idea opuesta: que la identidad del hombre es independiente de la materia física, después de la muerte. Sin embargo, a menudo mira con recelo cualesquiera investigaciones que pudiera,, demostrar que el hombre está sacando ventaja de esa independencia ahora. Si bien predica la supervivencia del alma, se muestra sospechosamente desinteresada en estudiar casos en los que parece haber comunicación entre los vivos y los muertos.
-J.Roberts "Seth"